martes, 27 de julio de 2010

¡Ay, los derivados!

En su afán de cobrar comisiones, la banca se dedicó a comercializar derivados (seguros de cobertura de tipo de interés), forzando su contratación siempre que había una operación de préstamo o de crédito por medio.
Hay quien a esto le llama chantaje.
Esta moda tuvo su boom en un momento en que los tipos de interés subían y se encontraban en torno al 4%.
Aunque la banca vendió que el derivado va aparejado a la operación de préstamo, no es verdad. Son independientes. Y aunque se cancele el préstamo anticipadamente, la vida del derivado sigue.
Básicamente, hay tres tipos:
-CAP: se contrata un tipo máximo de interés a cambio de una prima. Este no es peligroso porque la liquidación nunca puede ser negativa.
-COLLAR: se fija un techo (CAP) y un suelo (FLOOR) a cambio del pago de una prima. Si el tipo de interés queda por encima del techo paga el banco y se queda por debajo del suelo, paga el cliente. Aquí, además de pagar la prima, el cliente lo normal es que haya perdido dinero en las liquidaciones porque los tipos han bajado por debajo de la mayoría de los suelos pactados.
-SWAP o IRS: realmente peligrosos. Se vendieron muy bien porque no se cobraba prima. Se contrata que el cliente paga un interés fijo y cobra un tipo variable. El hecho es que el tipo fijo contratado estaba en torno al 5% y los intereses se pusieron al 1,50%, por lo que cliente ha de pagar esa diferencia. Si la cantidad contratada era alta, este importe puede ser desmesurado.
La problemática y la casuística es elevada.
Entre los casos más sangrantes, están los de las contrataciones de préstamos (con un derivado de propina) al que se le ha incluído una acotación mínima. Aunque legal, es evidente que es inmoral porque el banco o la caja está impidiendo que el cliente se beneficie de la bajada de tipos.
En fin, si usted ha contratado un derivado cerciórese de que la entidad tiene un ejemplar firmado. Y de ser así, si lo contrató después del 1 de abril de 2008, cerciórese de que también tiene la MIFID (ver entrada anterior de este blog). De no ser así, aún tiene defensa.

lunes, 26 de julio de 2010

MIFID

En los últimos años, la banca se ha dedicado a colocar productos a diestro y siniestro, sin que al director o comercial de turno le importara si el producto era adecuado o no para el cliente. En muchos casos, el cliente ha sufrido un serio perjuicio económico.
Aunque siempre hay honrosas excepciones, lo normal es que el empleado de banca estuviera tan presionado por el cumplimiento de objetivos y tan aleccionado sobre la bondad de lo que vendía que ni siquiera se detenía a pensar si el producto era bueno o no para el cliente.
La entrada en vigor de una directiva europea, la MIFID (Directiva de Mercados de Instrumentos Financieros), vino a paliar esta indefensión de clientes demasiado confiados o presionados.
Esta directiva entró en vigor en España el 1 de abril de 2008.
Básicamente, consiste en la realización de un test de idoneidad al cliente, que es obligatorio antes de contratar los productos que tengan que ver con:
-Fondos de inversión y SICAV.
-Renta variable.
-Renta fija pública o privada.
-Contratos de gestión de carteras.
-Opciones y derivados.
Con este test se pretende comprobar no sólo si el cliente comprende el producto sino también si el producto es adecuado para él.
Así que ya sabe, si ha contratado alguno de estos productos después del 1 de abril de 2008 sin haber firmado la MIFID tiene una fácil defensa.

domingo, 25 de julio de 2010

BBK Sur

Leo un artículo de mi admirado Antonio Burgos en el que, esta vez, creo que mete la pata. Se lleva las manos a la cabeza por la adjudicación de Cajasur a una caja vasca y no a una andaluza. Supongo que el señor Burgos desconocía hace una semana que la BBK es la entidad más solvente del panorama financiero español, sólo por detrás de la Banca March; y que adjudicar Cajasur a Unicaja o a Cajasol hubiera supuesto ponerlas a todas a los pies de los caballos.
Pero lo que realmente me ha irritado del artículo es que el señor Burgos dice que todo lo escrito en euskera le parece castellano con faltas de ortografía. Sin comentarios. El día que se nos acaben los complejos a todos, este país irá mucho mejor... que falta le hace.

sábado, 24 de julio de 2010

Información, información, información...

Recuerdo mi primer día de trabajo en aquella entidad. Aún no sabía hacer un ingreso por caja cuando un cliente me dijo que lo más importante que tenía que aprender eran tres cosas: información, información e información.
Normalmente nos movemos por la vida con una total falta de información: se nos escapan los diagnósticos médicos, las averías mecánicas... o el lenguaje financiero. Y es que no conocemos los intríngulís de nuestro cuerpo, de nuestro coche o de nuestra entidad bancaria.
En nuestro banco o en nuestra caja están depositados nuestros ahorros, nos han de facilitar la compra de nuestro piso o hemos contratado nuestro plan de pensiones.
Y sin embargo, normalmente no somos capaces de depositar nuestra confianza en ellos. Quizás porque nuestros interlocutores no nos la inspiran o quizás porque no sabemos cómo tratarlos.
Por otra parte, conocemos sus grandes números, esos que año tras año vienen publicando diciendo que han ganado cientos de millones y a nosotros se nos pone cara de tontos porque pensamos que han sido obtenidos a nuestra costa... y es verdad. Pero nos falta saber la letra pequeña de lo que firmamos y cómo debemos actuar ante ella.
Este blog sólo pretende explicar de modo sencillo todo aquello que nos parece complejo y asesorar a sus lectores a la hora de negociar con su entidad y conocer sus productos.
Y como aperitivo, la semana que viene hablaremos de los derivados, esos seguros de cobertura de tipos de interés que la banca colocó con calzador y que ahora están causando un grave perjuicio económico a quienes lo contrataron.